Ginecología y Obstetricia
La ginecología es la rama de la medicina que estudia la fisiología y patología del aparato reproductor femenino en situación no gestante. Los médicos especializados en la práctica de la ginecología son los ginecólogos. Su formación y cualificación, tanto médica como quirúrgica, tiene por objeto el tratamiento de los aspectos relacionados con la función reproductora y sexual de las mujeres. Por otro lado, la obstetricia es la rama de la medicina que se ocupa del embarazo, parto, y del periodo inmediatamente posterior al nacimiento. También comprende los aspectos psicológicos y sociales de la maternidad. |
Sin embargo, su definición no ha sido siempre tan amplia. Hasta hace poco tiempo sólo comprendía los mecanismos del parto y las primeras personas que ejercieron la profesión carecían de preparación médica. Ya en el año 1303, el término comadrona se utilizó para referirse a aquellas mujeres que asistían los partos en el hogar y, con el tiempo, el término comadrona evolucionó en relación a su práctica.
Las mejoras en la práctica de la obstetricia se pueden demostrar con el descenso en las tasas de mortalidad materna y de los lactantes. A lo largo de la historia estas tasas han sido muy elevadas. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha prestado una atención creciente a la nutrición y la higiene. La atención médica también ha mejorado a raíz del descubrimiento de los antibióticos que combaten las infecciones, al empleo de transfusiones de sangre para tratar la hemorragia, y al desarrollo de técnicas quirúrgicas necesarias para los partos en los que la vida del niño o de la madre está en peligro. Además, se impuso la tendencia a dar a luz en los hospitales en lugar de en las casas, junto a un perfeccionamiento de la técnica y preparación de los médicos especializados en el embarazo y el parto.
Por
todo ello, los avances médicos han reducido de forma drástica
el número de mujeres y lactantes que fallecían como consecuencia
del parto. El número de mortinatos (nacidos muertos después
de 20 semanas de gestación) o de lactantes que fallecen durante
los primeros 28 días después del parto, también ha
descendido. En todo caso, no todas estas muertes eran evitables, ya que
las anomalías congénitas son la causa más importante
de muerte del lactante. |
La obstetricia está estrechamente relacionada con otras especialidades médicas, en particular con la ginecología. Con frecuencia las dos se consideran similares; sin embargo, la ginecología se ocupa de los órganos reproductores de la mujer cuando no existe un embarazo, mientras que la obstetricia se ocupa sólo de este estado.
El Examen Ginecológico
El
principal objetivo del examen ginecológico es la evaluación
de los órganos pélvicos internos y externos femeninos: el
útero, los ovarios, las trompas de Falopio, el cérvix, la
vagina, los labios menores y los labios mayores. También se explora
la presencia de bultos u otros signos de cáncer en las mamas. De
este modo pueden detectarse infecciones de los riñones, de la vejiga
o del tracto urinario, diabetes, u otras condiciones que podrían
afectar a la salud global de la mujer o hacer inviables los posibles embarazos.
Se recomienda la realización de exploraciones ginecológicas
regulares a partir de la madurez sexual o en todo caso no más tarde
de los 18 años. Las exploraciones deben realizarse incluso después
de la menopausia. |
Cáncer en la Mujer
Uno de los principales objetivos de las exploraciones periódicas es la detección precoz del cáncer de cérvix. Una prueba sencilla denominada citología o test de Papanicolau se emplea con este propósito: el ginecólogo toma una muestra de células del cérvix o de las secreciones vaginales, y estas células son examinadas a través de microscopios de alta potencia para la detección de signos cancerígenos. Si se encuentran células sospechosas, debe realizarse una biopsia (que analiza una muestra más grande de tejido) para confirmar o descartar la presencia de cáncer. Las citologías deben realizarse de forma periódica. También debe ser periódica la exploración de ovarios, trompas de Falopio y útero, ya que el cáncer de cualquiera de estos órganos es a menudo asintomático hasta estadios avanzados de la enfermedad.
A
través de la exploración de la pelvis, el médico
puede detectar masas no habituales como quistes o tumores fibroides. Pese
a que la mayor parte de estas masas no son cancerosas, deben vigilarse
por la posibilidad de malignización. El examen mamario también
puede poner de manifiesto la existencia de bultos. |
El aparato reproductor femenino puede verse afectado por diversas formas tumorales, algunas de ellas de desarrollo maligno. En particular, el tumor del cuello uterino representa la primera causa de muerte por tumor en las mujeres, después del cáncer de mama. Los fibromas y tumores de los ovarios suelen tener un pronóstico más favorable. Lo que resulta de fundamental importancia en el tratamiento de estas patologías es la precocidad del diagnóstico y, por tanto, de las medidas terapéuticas, que por lo común se valen de la quimioterapia y de la radioterapia. Aún más importante resulta la prevención, que se realiza sometiéndose a exámenes periódicos; en particular, el test de Papanicolau, que debe ser realizado sobre todo por las mujeres entre 25 y 64 años, permite descubrir un proceso tumoral en el cuello uterino.
Histerectomía
La histerectomía es la extirpación quirúrgica del útero. Existen dos métodos: la histerectomía abdominal, mostrada aquí, que se realiza mediante una incisión, y la histerectomía vaginal, a través de la vagina. En la histerectomía abdominal el cirujano abre la cavidad abdominal, corta las trompas de Falopio y separa el útero en su unión con el cuello. Si las trompas de Falopio y los ovarios están sanos, suelen dejarse en su lugar, pero si están afectados por la enfermedad también son extirpados.
Infecciones
y sexualidad. Enfermedades transmisibles
El herpes genital, la gonorrea y la sífilis son enfermedades de transmisión sexual. Las mujeres con herpes genital tienen mayor riesgo de abortos; los recién nacidos de madres que padecían un herpes genital activo durante el parto pueden padecer una infección por herpes. Este virus también puede ser un factor causal del cáncer de cérvix; los ginecólogos recomiendan la práctica de una citología cada 6 a 12 meses de todas las mujeres con herpes genital.
Infección Pélvica
Los términos infección pélvica o enfermedad inflamatoria pélvica se utilizan para denominar cualquier infección que afecte a los órganos pelvianos femeninos. En general, se producen por la diseminación de una infección bacteriana originada en el cérvix uterino. Los síntomas agudos incluyen intenso dolor pelviano, fiebre, escalofríos, secreción y hemorragia vaginales. Sin embargo, en otras ocasiones sólo existe un dolor de espalda o abdominal leve, o el dolor sólo aparece con las relaciones sexuales. La enfermedad inflamatoria pélvica no tratada es una de las principales causas de esterilidad. El tratamiento depende de la gravedad y localización de la infección; se deben administrar antibióticos, analgésicos y reposo. Ver Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Endometriosis
La
endometriosis es una enfermedad importante en la que cada ciclo menstrual
repercute sobre el tejido endometrial fuera de su localización
habitual dentro de la cavidad uterina. Este endometrio puede localizarse
en cualquier órgano pélvico, produciendo dolor y hemorragia
menstrual abundante; se pueden producir adherencias en los órganos
afectados. En el tratamiento puede ser necesaria la cirugía, y,
durante la época reproductiva, fármacos como las píldoras
anticonceptivas. |
Cistitis
La cistitis es la infección de la vejiga urinaria; se caracteriza por la necesidad imperiosa de orinar con frecuencia, sensación de quemazón al orinar, calambres, dolor abdominal bajo y alteraciones en el color de la orina, que se vuelve turbia o sanguinolenta. La cistitis es más frecuente en las mujeres que en los hombres; es consecuencia de una infección bacteriana. El tratamiento consiste en la administración de antibióticos.